sábado, 28 de marzo de 2015

Cállate

Cierro los ojos; respirando metódicamente. No soporto el ruido. El ruido que hacen las cuerdas vocales con la ayuda del aire, los labios y etcétera. ¿Como pueden hablar... tan alto?
Molestan, me molestan.
-Qué te calles, pesao.
Suelto, gritando lo justo. No me gusta gritar pero si me ponen nervioso he de hacerlo, en momentos como estos está justificado. 
Los vuelvo a observar,  siguen con lo mismo, qué pesados...
Unos pensamientos o más bien  unas voces empiezan aflorar desde lo más hondo de mi mente y sé lo que quieren antes siquiera de manifestarlo de forma sigilosa porque tampoco soportan hablar. Qué pereza, tío...
Soy muy perezoso. Soy el tipo que siempre se siente en el rincón más alejado de la clase para pasar desapercibido y callarse; que observa todo lo que hacen los demás y qué pereza... 
Tampoco me gusta pensar. No sé ni por qué existo. Es todo muy... ridículo.
Levanto la cabeza y me encuentro con la cara de un compañero moviendo los labios, no sé lo que me está diciendo.
Asiento lentamente y reprimo mi coletilla "cállate" para decir un desganado acompañado con una mirada hacia el suelo donde puedo ver a mi padre gesticular de forma exagerada y disparando pequeñas gotitas de saliva que aterrizan en mi cara, cuello y hombros.
—Tierra llamando a Hassan—. Hassan es el nombre que me han impuesto en clase por ser tan moreno, alto, delgado... en definitiva, por tener esta apariencia extranjera, diferente.
Sigo mirando a mi compañero sin hacerle caso, solo puedo ver la cara de mi padre, que me sigue gritando. 
Se pasea de un lado a otro en la habitación, detrás de él está la foto de mi difunta madre. Y recuerdo cómo lo hizo él para callarla  cuando se ponía insoportable. Y ahora él está haciendo lo mismo que ella en aquel entonces: ponerse insoportable. Insoportable, tan jodidamente insoportable. 
Recuerdo que cerré los ojos y me moví sin hacerle caso a los gritos desesperados de mi padre. Recuerdo que finalmente se acabaron los malditos gritos y las puñeteras súplicas, también las maldiciones. Mi padre me maldijo, justo antes de morir, justo antes de matarlo con mis propias manos.
De pronto se me nubla la vista, mi compañero me mira raro, murmura algo, supongo que mi nombre. Y no soporto que lo haga.Quiero borrar de la faz de la Tierra mi nombre. Quiero eliminar al tipo que mató a su propio padre y quiero callar las voces.

Cállate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este blog se nutre a base de vuestras visitas y comentarios, no dejéis que muera de hambre...