viernes, 30 de enero de 2015

Torpedia y Fredo.

Torpedia era el nombre de una chica.
Torpedia fue nacida en la Edad Media.
Torpedia fue la criada de una pequeña princesa.

A Torpedia no le asignaban muchas tareas
porque acababa terminándolas de mala manera.
A todo el mundo Torpedia sacaba de quicio,
todo el mundo pensaba que, Torpedia, servir no servia para nada.

Torpedia era el nombre de una chica.
Torpedia fue nacida en la Edad Media.
Torpedia fue la chica más entusiasta.

Torpedia tenía edad para casamientos,
mas la pobre nadie aceptaba.
La pequeña princesa era la única que la soportaba.
Aún así, Torpedia la fe no perdía.

Torpedia era el nombre de una chica.
Torpedia fue nacida en la Edad Media.
A Torpedia lo que digan los demás no le importaba.

Se hizo un día,
en que el que un nuevo llegado
pisó la puebla de la pobre Torpedia.
Era un chico bien apuesto, galán y de buen corazón.

Solo un defecto tenía el desgraciado:
que todo lo volcaba.
El galán, cuyo nombre Fredo,
de su condición se avergonzaba.

Mintió y juró ser ciego,
por lo que nada hizo
y de la caridad vivía.

Mucho tiempo pasó
y a Fredo Torpedia gustó.
Le contó todo y su secreto amor le confesó.
Torpedia decidió perdonarlo
y juntos empezaron una nueva vida.

Sus hijos, igual que ellos salieron.
Todos torpes, pero no se avergonzaban.
Amaban lo que eran
porque el mundo sin torpes no prosperaba.

Nunca cometas el error...

—Nunca cometas el error de dejar de escribir, de dejar de hacer lo que más te gusta... porque el día en el que intentarás retomarlo se te caerá el alma a los pies. No sabrás por dónde empezar e intentarás recordar cómo lo hacías... Intentarás recordar lo olvidado.
—Y entonces, ¿qué hago?— Pregunto apenado.
—No lo hagas— Me contesta con ojos fríos, desprovistos de toda emoción.
—¿Y si sucede?
—No lo permitas.
—Pero...
—... Pero— me corta, yo retrocedo. Algo en sus ojos me alarma. Había visto esa misma mirada muchas veces. La mirada de quien lo ha perdido todo, la mirada del fuego que se extingue nada más nacer—, pero si lo quieres, lo consigues. No importa lo que piensen, no importa lo que diga esta vieja arrugada... no importa lo que pienses tú. Sobre todo lo que pienses tú.

Y yo lo noto. Noto algo que se rompe en mi pecho. Es mi corazón hecho pedazos.

domingo, 25 de enero de 2015

Y llamarlo así

Y llamarlo amor cuando no se sabe cómo denominarlo.
Y llamarlo enamoramiento cuando él tiene poder sobre tu corazón, disparándolo y deteniéndolo con una sola mirada o gesto, o incluso roce.
Y que mi rota sonrisa se hace pedazos mil veces más.
Y que cuando quiero sacarte de mi mente, echas más raíces en esa tierra sedienta de tu atención y amor. 

Aquí

Bienvenidos a mi humilde morada, donde dejo escapar mi imaginación y donde— y al menos, eso creo yo...— puedo controlarla.
Como cualquier alma en pena, cuya cabeza está a rebosar de cientos y cientos de remolinos de letras que no hacen nada más que formar palabras, frases e historias que desafían la lógica, decido crear este blog (como otros tantos, que acabaron en el olvido) con la esperanza de serle fiel.
Aquí, os invitaré a viajar conmigo, a sentir conmigo... o a sufrir conmigo en un mundo que siempre he considerado mío a la vez que vuestro. Un mundo donde nos podemos refugiar, donde podemos ahogar nuestros males o simplemente disfrutar...
Aquí, expondré mis opiniones sobre los libros que me he leído y leeré (muy pocos, comparados con los que existen).
Aquí, publicaré novelas que se han convertido en meras ideas o relatos cortos que esperan ser reconocidos...
Aquí... Shariel escibe.