viernes, 17 de julio de 2015

El llanto

...nís. 
Él está dormido profundamente. Sabe que está soñando.
Nísss... perrrrrta
Por dentro, se haya en paz; protegido en los mundos surrealistas del sueño.
'Nííííííís. Poorfavorrrrdsperta
Por fuera, su semblante está inquieto. Sus párpados tiemblan y se muerde los labios. Más tarde, delante del espejo, apreciará las heridas que causaron sus dientes.
¡¡¡¡ANÍS!!!!

Anís se incorpora tan rápido que durante unos instantes solo ve oscuridad. En sus oídos aun suena una voz. Más bien, un llanto. El llanto de un niño—no, niña— que lloraba. 
Abre y cierra los ojos para adaptarlos a la luz del día,que penetra tímidamente a través de la oscura cortina. Se levanta y recorre el poco espacio que lo separa de la ventana. La abre y contempla la ventana de enfrente; un gato, posado en el marco de ésta le devuelve la mirada y se la sostiene. Parece burlarse de él. Tras unos minutos desvía su mirada gatuna con un movimiento de cabeza altivo. Bosteza y se escabulle adentro, se aleja del chico humano a pasos lentos y perezosos. Se detiene y dirige la mirada hacia el hueco de luz intensa. Intuye que el humano sigue ahí. Se estira, mueve su cola y reanuda su caminar indiferente.
Anís se queda donde está un rato más. Siente unas ganas tremendas de volver al cementerio. Tiene curiosidad por averiguar qué era ese destello rojo que vio. Se intentó convencer de que solo se trataba de su imaginación, pero. Tiene que volver.
Enciende el grifo de la ducha, no espera a que se caliente el agua y se mete debajo del chorro de agua fría, muy fría. Sin embargo, Anís no siente nada, no piensa en nada, no escucha nada... a excepción de un llanto desconsolado de una niña que acababa de nacer.

domingo, 12 de julio de 2015

Mr Mercedes

Antes que nada, me gustaría aclarar que la finalidad última de este blog no es reseñar libros. 
Es más, ni siquiera sé redactar una reseña en condiciones. Por otra parte, según mi criterio, las reseñas suelen revelar mucho de la trama y para alguien como yo que no lee la sinopsis de la contraportada por miedo a perder el interés en la novela espero que entendáis que lo que reseñaré aquí será básicamente mi opinión acerca del libro en cuestión. 

Dicho esto; empecemos con la "reseña". Hoy os traigo una obra de Stephen King: Mr. Mercedes.

¿Quién es el cazador y quién  la presa?

Se suele decir que uno no debe juzgar un libro por su portada. No obstante, en este caso, a parte del nombre del autor, me ha atraído la imagen de la portada (por lo visto hay otra con un paraguas azul solitario sobre el cual cae una lluvia de sangre que, a su vez, tiene su encanto— todo el encanto que supone una obra de S.K.). 
En un principio, al ver los paraguas negros di por hecho que se trataba de un funeral y por tanto, tiene relación directa con la muerte de una o un colectivo de personas; ahora bien, ¿qué sentido tienen el paraguas azul y el semáforo en rojo? Asumí que el segundo está vinculado con un coche, oséase el Mercedes, obviamente; pero y ¿el primero...?
Ya cuando me sumergí en la lectura de este magnífico libro, lo entendí todo y me enamoré del paraguas azul hasta el punto de desear que existiera algo así en la vida real...
Por otra parte, nunca un libro, serie o película me hicieron sospechar tanto de las personas de mi alrededor. Honestamente, al salir de mi casa empecé a fijarme todavía más en la gente, sobretodo en los heladeros. Comencé a intentar ponerme en los zapatos de un asesino. Uno real, que arrebata vidas, no en el típico asesino de película que se cree superior a los demás... Y de eso se trata, ¿no? No basta con disfrutar, hay que pensar.
Creo que King ha hecho un trabajo espléndido mostrándonos cómo funciona la mente de un psicópata temerario sin un pasado oscuro.
La verdad, me resulta difícil reseñar a este monstruo de la literatura. Es como si un ratón intentara dar su opinión acerca de un enorme e intimidante león y que de los temblores no consigue emitir sonido alguno de ningún tipo.
En fin, decir que ha sido una lectura agradable es quedarse corto. Fue tan intensa que me creó un conflicto interno porque en un momento dado rechacé seguir leyendo incluso queriendo saber cómo se solucionarán las cosas, pues temía que no salieran bien.
Solo leyéndolo comprenderás por qué se le considera uno de los mejores escritores de nuestros tiempos.
Mr. Mercedes, altamente recomendable.

miércoles, 8 de julio de 2015

Anís

El tiempo retrocede unos cuantos días... 
Un joven hombre está leyendo un libro. Lee una cita que hace referencia a los cementerios. Cierra el libro, reflexiona e instantes después envía un mensaje... 
El tiempo sigue su curso hacia atrás... 
Se detiene de repente.
Habitación a oscuras. Las cortinas están corridas. El hombrecito, llamado Anís, pulsa un botón del lateral derecho de la cámara; ésta finaliza la grabación y se apaga. Decide dejar para después la edición. No se encuentra con ánimos. Se viste y sale.
Por el camino, compra un ramo de matalahúga, o lo que es lo mismo: anís, de la floristería. Eran las flores preferidas de su madre. Por eso le puso ese nombre que además, en árabe significa amigo íntimo. Su madre siempre le decía que, aparte de ser su hijo, era (es) su amigo. Su amigo especial. Anís cree que no existe una relación madre-hijo tan estrecha como la suya. Su padre los había abandonado hacía mucho y su madre no tenía más familia que él, ya que pasó toda su vida en el orfanato... hasta conocer a su padre.
Su madre tampoco tenía amigos, de hecho nunca los tuvo y no los necesitaba, le bastaba con él; le decía.
Sin darse cuenta, empezó a sudar por los ojos. Esta expresión le saca un pequeña sonrisa, casi imperceptible. Eso lo solía decir su madre y con mucha frecuencia, además. Que él recuerde, nunca la escuchó emplear el verbo llorar.
Mentira, se corrige. Sí lo dijo... antes de morir.

Llega  al cementerio y se planta delante de la tumba donde descansa eternamente su madre. Las lágrimas cesan. Le había prometido no llorar en su presencia y no piensa incumplir su palabra. Tampoco piensa en gran cosa. Solo está allí, delante de ella; manteniendo la mente en blanco, la mirada fija en el nombre de la única familia que tuvo y que jamás tendrá y en la nada, todo a la vez.
Vacía la jarra de flores— misteriosamente cuidadas, como siempre— y a continuación deposita el ramo de anís. Hace ademán de despedirse de su madre pero se le forma un nudo en la garganta. Desvía la mirada, asiente y vuelve de donde ha venido.

Antes de cruzar la puerta, detecta un movimiento tras el panteón de los Gautier, le ha parecido ver un destello rojo.

miércoles, 1 de julio de 2015

Vacío

<<Me gustaría saber>>, se dijo, <<qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado.  Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre el papel, pero sin embargo... Algo debe pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia eterna. Dentro hay personas que no conozco todavía, y todas las aventuras, hazañas y peleas posibles... y a veces se producen tormentas en el mar o se llega a países o ciudades exóticos. Todo eso está en el libro de algún modo. Para vivirlo hay que leerlo, eso está claro. Pero está dentro ya antes. Me gustaría saber de qué modo>>.
                                                                                   La historia interminable.

Me pregunto por qué sentimos ese vacío tras leer un buen libro (también aplicable a series, películas, animes, mangas, cómics, etc...). ¿Por qué?
¿Acaso sentimos cómo se exhala el último aliento de la vida que hemos creado en esos mundos? 
¿O acaso es debido a que cedemos parte de nuestro espíritu a ese mundo para que se mantenga vivo?
Porque ¿quién nos garantiza que los personajes seguirán haciendo lo que hemos leído que hacen al cerrar el libro...? Tal vez al leerlos les damos vida, que es parte de la nuestra y al principio no lo notamos porque estamos demasiado inmersos en lo que es la trama. Mas al pasar a la última página y leer FIN chocamos con la realidad y descubrimos el vacío de la vida que una vez nos perteneció.